viernes, 10 de octubre de 2008

Más sobre "Un modelo para innovar"

Resumen recensivo del documento “Un modelo para innovar” del profesor D. Roberto Carballo

El documento objeto de sucinto análisis se estructura en un apartado introductorio (Innovación: Estructura, Método, Valores) y siete epígrafes relativos a “Un modelo de progreso”, “Innovando desde la experiencia”, “Cliente ¿versus? Proyecto”, “La ruta de la Calidad a la Innovación”, “De la Comunicación a la Innovación”, “Estilo de Dirección: la variable errática”, “Valores e Innovación” y un apartado final denominado “Recapitulando”.
En el apartado introductorio, nominado como “Innovación: Estructura, Método, Valores”, se indica que se presentará primero el modelo básico de innovación, luego se abordará las variables claves a desarrollar y finalmente se presentará un sistema de valores que pretende dar coherencia y resortes al modelo, utilizando para todo ello una metodología hacia la innovación.
En el apartado primero (Un modelo de progreso), se parte de la premisa de que el fundamento último y primero de la innovación está en el binomio escasez-necesidad, ya que la escasez favorece la superación, y la necesidad actúa como un acicate para salvar los obstáculos. Así, la posición de escasez significa en el mercado que las empresas tienen competencia, es decir, no tienen asegurado el mercado, sino que tienen que seguir ganándoselo todos los días y no sólo defenderlo. De este modo, la competencia es un estímulo para la superación a partir de la escasez que conlleva. De aquí surge el segundo motor del progreso: el sentido o proyecto, o como es denominado por el autor el “holding” o espacio de pertenencia donde uno se encuentra a gusto y puede potenciar su acción y multiplicarla. Pues bien de la conjunción de todos estos factores surge el axioma básico del proceso de innovación: Es preciso aprender a generar espacios de innovación, espacios que contengan escasez-necesidad y sentido-proyecto, pero para ello es primordial comprender más profundamente las raíces de la innovación.
En el epígrafe segundo denominado “Innovando desde la experiencia”, se parte de considerar que la propia experiencia es la base del aprendizaje, el mejor fundamento para hacer las cosas bien y para mejorar, y sin ella no hay innovación, o en el supuesto de que la hubiere sería muy deficitaria. Así, la experiencia debe ser el punto de partida del modelo de progreso propuesto por el autor.
El apartado tercero del estudio se denomina “Cliente ¿versus? Proyecto”, y en él se parte de la premisa de que el Cliente es imprescindible para innovar, ya que es el resorte central para “producir escasez” de forma continua. Así, el Cliente representa el área de escasez-necesidad y es la fuente que favorece la aparición del valor del respeto en las personas y organizaciones, resultando, por tanto, el soporte del proyecto que da fundamento a una organización innovadora. De este modo, el proyecto nace de la realidad, pero incorpora los matices del cliente, esto es, debe incorporar el Conocimiento del Cliente, de sus necesidades, de sus oportunidades, de sus posibilidades. Partiendo de esta base, las variables clave o estructurales de un Proyecto deben ser la Calidad, la Comunicación y el Estilo Directivo, siendo su sentido último el Cliente.
En el punto cuarto del estudio se aborda el análisis de “La ruta de la Calidad a la Innovación”, y en él se parte de considerar la calidad no sólo como un resultado sino como un proceso, que desean todos -clientes, trabajadores, directivos y accionistas-. Así, la calidad es un punto de encuentro en la empresa, un lugar donde las voluntades se pueden concentrar hacia un futuro. Pero para conseguir la calidad de producto o servicio es necesario que la organización y sus miembros sean de calidad y trabajen con calidad, y, hay distintos pasos, etapas y métodos para conducirse hacia la calidad, que van desde el control de calidad hasta la excelencia pasando por la calidad total.
El quinto apartado del documento analizado (De la Comunicación a la Innovación) parte de que “Innovación = f (Comunicación, ...)”, esto es, de la intercomunicación cualitativa como premisa innovadora en el sentido de indicador de la potencialidad innovadora y/o de competencia de una empresa, resultando, de este modo, que la comunicación es la estructura de una organización, lo más esencial y característico. Resulta así que una organización es interesante, excelente, competitiva o innovadora, si lo es en comunicación con el cliente y en su interior, y ello sin perder de vista que se debe hacer desde una perspectiva “grupal”.
En el punto sexto del estudio se aborda el análisis de “Estilo de Dirección: la variable errática”, y se parte de considerar al Estilo directivo como una variable decisiva, porque es dónde, y a través del cual, se expresan y se hacen posibles o imposibles las acciones empresariales. Así, tener el estilo adecuado en dirección es dirigir con sentido común y con coherencia, pero ello no siempre resulta fácil y se avanza muy poco en la práctica. A continuación se formula por parte del autor la cuestión de cuáles son las variables que hacen posible un estilo de dirección coherente con la innovación y con los principios de la empresa innovadora y competente, concluyéndose que son fundamentalmente la “responsabilidad” y los “espacios de intercomunicación”.
El punto séptimo del estudio (“Valores e Innovación”) nos adentra en la coherencia del modelo, en sus correspondencias internas, en sus valores implícitos. De este modo, los valores son los que dan coherencia y sentido global al modelo. Se explicita además la existencia de cuatro valores como críticos: el respeto, la responsabilidad, la mejora continua y la calidad-grupo, aportando todos ellos los elementos mínimos para avanzar en un modelo de innovación. El primero de los valores (el respeto) aparece íntimamente ligado al cliente pues es su base y referencia. La responsabilidad aparece ligada al compromiso, pues a éste se llega a través de la responsabilidad. Asimismo la base para la innovación es la mejora continua, que viene a ser un valor y una forma de comportamiento que conduce a la innovación y favorece la democratización real de la sociedad. Y finalmente un comportamiento grupal aprendido es el que permite acercarse de forma coherente a la calidad.
Por último, a modo de corolario, un apartado octavo del documento denominado “Recapitulando”, recopila las enseñanzas recogidas a lo largo del estudio, y que sintéticamente son:
- En el fondo de todo, y en el comienzo, están los clientes, y sus necesidades-escaseces, la realidad de la empresa, de las empresas, de los estados, de las organizaciones.
- Un proyecto se “construye” desde el conocimiento de la realidad, desde el conocimiento del cliente.
-Un proyecto ha de fundamentarse también en dos sistemas interrelacionados y básicos, como son un sistema de calidad integrada y una red tupida de intercomunicación.
- El proyecto también habrá de preocuparse de la tecnología.
- La importancia de transformar el estilo directivo, ya que estilo de dirección será más innovador si es más participativo, más grupal, más democrático.


CONCLUSIONES:
Partiendo del axioma básico del proceso de innovación de que es preciso aprender a generar espacios de innovación, espacios que contengan escasez-necesidad y sentido-proyecto, obtenidos sobre la base de la experiencia, las variables clave o estructurales de un Proyecto deben ser la Calidad, la intercomunicación y el Estilo Directivo, siendo su sentido último el Cliente.

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